OSCAR ACOSTA ZELEDON

                                   Entrevista Por: Blanca Moreno -- Fotos: Víctor Colindres
Oscar Acosta Zeledón es una versión moderna de un "caballero andante" salido de uno de sus viejos libros españoles, para rescatar la identidad nacional ya sea como poeta, editor, escritor, diplomático, periodista, antólogo e investigador cultural.
A sus 70 años --recién cumplidos-- don Oscar es un incansable literato y viajero; ahora tiene un sueño: las memorias del científico Salvador Moncada y conocer Cuba, la isla del Caribe.

Convertido en un "soltero de oro" --nuevo apelativo de su amigo "Paquito" Morales Cálix-- sigue con el mismo entusiasmo de sus años mozos, cuando la poetisa Clementina Suárez lo bautizó como el "revistero mayor".

Hombre sensible y de bien, a Acosta Zeledón le duele en lo más profundo de su ser cuando en el extranjero dicen que Honduras es corrupta y es entonces que añora el retorno a la ética.
Asimismo lamenta que en los periódicos modernos destaquen una biografía de Chakira o Ricky Martín y echen al "canasto del olvido" la galería de hombres y mujeres ilustres que ha tenido Honduras.

En una entrevista para Día 7, don Oscar nos habla de su recorrido por el mundo, de sus conversaciones con escritores y políticos, revelando su verdadera personalidad acuciosa y su alma rebelde.

--¿Por qué escogió el Periodismo Cultural? 
--Ese es el que a mí me gusta y creo que es necesario para afirmar nuestra identidad. Es una cosa lastimosa que en los periódicos --a excepción de LA TRIBUNA-- le estén dando poco espacio a la noticia cultural. Algunos medios no hacen periodismo cultural, por consejos de asesores o consultorías extranjeras. A mí me interesa saber más quien era Medardo Mejía, Policarpo Bonilla, Juan Lindo, que quién o es Ricky Martin. 
--¿Qué experiencias ha tenido con el Periodismo Cultural?
Gratísimas experiencias, porque a través del Periodismo Cultural, me ha dado la oportunidad de establecer lazos de amistad con grandes escritores como Miguel Angel Asturias, Juan Carlos Onneti, Hugo Lindo, Otto Raúl Gonzales, Pablo Antonio Cuadra. Cuando dirigía las páginas culturales de diario El Día, publicaba bastante de los escritores españoles y años después recibí una condecoración al Mérito Civil por el gobierno de España.
--Los escritores tienen fama de ser caprichosos... ¿usted se encontró con alguno así?
Sí. Hay encuentros y desencuentros. Son celos, son un poco "vedettes", hay amigos y otros pocos que por razones que sólo ellos lo saben se distancian... 
--Una anécdota especial con sus entrevistados...
En mis memorias menciono varias. Un adelanto...generalmente los escritores fracasamos cuando nos metemos en política. El político le exige sumisión a sus amigos y seguidores. El escritor y periodista no puede ser sumiso. Uno tiene que decir sus verdades y hay políticos que no las aceptan. Hay políticos que llaman a los directores de periódicos, para quejarse que los están atacando, cuando lo que se hace es informar la realidad, somos espejo de la realidad. Los escritores y periodistas tienen problemas con los políticos. 
--¿Usted es político y periodista?
Yo fui miembro del Comité Central del Partido Nacional y en alguna oportunidad se me ofreció una diputación y vino don Martín Agüero y me dijo: mire Oscar le echaron "bola negra" porque dijo que usted es muy "levantista". Algunas veces dijeron que era comunistoide porque publicaba poemas, cuentos y ensayos de gente de izquierda. Cuando ingresé al servicio exterior, se me decía que era derechista. Yo me considero un demócrata.
--¿Cuál ha sido su entrevista más difícil?
Con Jorge Luis Borges en la feria Internacional del Libro de Jerusalen en 1971. En una plática yo quería entrevistarlo y él se cerró que no conocía nada de Honduras. Maestro, le dije, en Honduras hay mucha admiración por usted y yo he sido un lector suyo desde 1950. El no respondía, se puso cerrado muy impermeable. Le dije que en la prensa de Buenos Aires han escrito hondureños como Arturo Mejía Nieto, Rafael Heliodoro Valle, Jaime Fontana, Marcos Carías. No los conozco, nunca he leído nada de ellos, me contestó bien hermético....
--Se le salió lo "argentino"...
Ja, ja, ja --El ex ministro de Cultura, Herman Allan Padget, se quejaba porque las noticias culturales no vendían, ni le interesaban a los periodistas...
Hay un sector de personas que se interesan mucho por la cultura. Con ello se reafirma nuestro hondureñismo, porque lo estamos perdiendo. A mí me procupa que un estudiante sepa quién es Bin Laden, pero que no sepa quién es Ramón Rosa. Los valores se han trastocado, estamos viendo afuera y hay que retornar a Honduras. Tengo la Editorial Iberoamericana y allí hemos rescatado nuestra riqueza cultural, conceptual, literaria e ideológica. Allí están los cuentos de Froylán Turcios, Medardo Mejía, Oscar Flores...

--¿Qué diferencia encuentra entre los viejos y nuevos periódicos?
Los viejos periódicos tenían más contenidos. Ahora los veo volátiles y un poco livianos.
--Pero usted estuvo dirigiendo una revista en El Heraldo...
Bueno a mí me llama mi amigo Francisco Morales Cálix. Durante siete años fui editor de la revista Vida, y ceso en mi cargo el 31 de diciembre del 2002. La revista ya no tiene el contenido concebido, aunque lleve el mismo nombre.
Desde allí se le dio mucho empuje a la literatura y a la pintura hondureña. Los países desarrollados exhiben su tecnología y nosotros debemos mostrar lo que tenemos. Ojalá se potenciara el Ministerio de Cultura.

--¿Qué opinión le merece el Ministerio de Cultura?
Lamentablemente ha sido la "cenicienta" o la "niña fea" dentro del Gabinete. Se la han dado a políticos que no tenían nada que hacer allí.
--Hablando hipotéticamente si usted fuera ministro de Cultura, qué haría?
Haría una remodelación completa y ver si se pueden pagar prestaciones porque el 90 por ciento del Presupuesto se va en salarios. La ministra actual Mireyita Batres hace lo que puede. Han buscado padrinazgos para editar libros. El gobierno debe remozar el Ministerio y darle fondos. Cuando vino Ernesto Cardenal a Honduras, le ofrecí una cena y dijo que en su país pasaba lo mismo con la cultura.
--A su juicio, cuál ha sido el Presidente que ha impulsado la cultura? 
Creo que Juan Manuel Gálvez. El autorizaba la impresión de libros en la Tipografía Nacional. Porque a los escritores --que no podemos vivir de lo que escribimos-- nos estimuló dándonos embajadas, secretarías y agregadurías de embajadas para que nos desarrollaran. Nuestra pricipal figura literaria, Rafael Heliodoro Valle, fue su embajador en Washington. Me acuerdo que fueron diplomáticos escritores: Jaime Fontana, Arturo Mejía Nieto, Miguel R. Ortega. Eliseo Pérez Cadalso, la llamó la "edad de oro" de la diplomacia en Honduras. Además el presidente Galvez, le dio cargos de importancia a los poetas: Céleo Murillo Soto, en la dirección Nacional de Correos; Claudio Barrera, director de Correos en Tela; Daniel Laínez un cargo en la Tipografía Nacional.
--Le ve futuro a la literatura hondureña...
Nosotros tenemos grandes poetas por ejemplo, Roberto Sosa, Pompeyo del Valle, Rigoberto Paredes, José Adán Castelar, José Luis Quezada, José Gonzales. En la cuentística tenemos a un Julio Escoto, Roberto Castillo; ensayistas a Helen Umaña. En lo que andamos un poco pobretones es en el teatro, después de la muerte de Francisco Salvador sólo queda Alma Caballero. Pero hay que estimular todavía y que nuestra gente no se muera de tedio. Pienso que los premios ayudan en algo porque estimulan.
--¿De dónde le salió la afición por los libros?
Desde pequeñito compraba una revista chilena que se llamaba "El Peneka". También dibujaba y una vez me gané un premio de 50 dólares en una revista mexicana de dibujo con un argumento mío. Me gustaba leer libros, revistas y periódicos. He sido periodista por 22 años y 30 como diplomático. Cuando retorné a Honduras en 1958 --con el cambio de funcionarios-- vine a trabajar al diario El Día, primero como reportero, jefe de Información, jefe de Redacción y sub -director. No fui director, porque eso era el dueño y allí no se podía... ja, ja ja.
--¿Cómo inició su vida diplomática?
En 1952 vino el poeta Jorge Federico Travieso y me dijo que iba a cesar de agregado cultural en México, porque lo trasladaban a Brasil. Me aconsejó que pidiera su cargo y yo le hablé al presidente Juan Manuel Gálvez y me dijo que sí. Después me llamó el canciller Valenzuela que me comunicó que el puesto solicitado se lo iban a dar a "Chabelita" la viuda de Alfonso Guillén Zelaya, y me ofreció la Secretaría de la embajada de Honduras en Lima, Perú. Entonces de 19 años, siendo un mozalbete me fuí al Sur y no al norte; estoy contento porque allá conocí a la que fue mi esposa, una española que estaba de vacaciones. El primer embajador en Perú fue Octavio Cáceres Lara.
--Tanto en la Diplomacia como en el Periodismo se dan las "intrigas". Usted ha enfrentado alguna situación de éste tipo?
He trabajado con 16 cancilleres con varios gobiernos, incluyendo los militares, los triunviratos y luego el régimen democrático. En el tiempo de Fernando Martínez nos canceló a varios embajadores (Roberto Flores Bermúdez, Rafael Leiva Vivas, Max Velázquez Díaz...) y nos mandó a "disponibilidad". Eso produjo mucha inestabilidad.
Después se me reintegra como embajador asesor. Vino Iván Romero Martínez a ofrecerme varios cargos en el extranjero, pero yo quería estar en Honduras. Voy a Madrid, una vez al año. Tengo muchos recuerdos y allí murió mi esposa hace 11 años.

--Usted es viudo desde hace 11 años. ¿Se volvería a casar?
No se sabe. Recuerde que casamiento y mortaja del cielo baja. Mire que se casó don Rafael Callejas Valentine. Ahora estoy considerado entre los "solteros de oro" y como le digo nunca se sabe....

Después de la entrevista, don Oscar nos cuenta que está empeñado en escribir las memorias del legendario Oswaldo López Arellano (OLA) y que frecuentemente se reúne con el doctor Carlos Roberto Reina que también escribe un libro de su vida.

Lo observé jovial y cariñoso con su hijo menor que se llevó a un perro de piel café bien lustroso. "Dice la señora que tengás cuidado con los de la Alcaldía" le aconseja, mientras me explica que lo lleva a vacunar.

A los 70 años, Acosta, lector apasionado de la literatura española y de un códice castellano del siglo XVI ha adoptado un emblema que sigue a pie juntillas: "no tener deudas ni amoríos, ni pleitos, ni riñas, ni repartos de bienes con los parientes, contentarse con poco, no esperar nada de los grandes, acomodar los deseos a la realidad. Vivir honradamente y sin ambiciones, entregarse sin escrúpulos a la devoción, dominar las pasiones, hacerlas obedientes.

Conservar el espíritu libre y el juicio firme es esperar en casa con gran sosiego, la muerte". Me lo lee, antes de encaminarme hasta mi vehículo con una buena cantidad de libros, que me regaló.

El es:
Literato, diplomático, editor, poeta, periodista y antologista. Oscar Acosta Zeledón prefiere que se le reconozca como el "revistero mayor" porque así lo llamaba Clementina Suárez. El laureado y prolífico escritor arribó al mundo hace exactamente 70 años el 14 de abril --día de las Américas-- de 1933, en el barrio Las Delicias de Tegucigalpa, dentro del hogar formado por Ismael Acosta y doña Mélida Zeledón, de origen nicaraguense.

Sus estudios primarios los hizo en la escuela Lempira de Comayaguela y los secundarios en el Instituto Central "Vicente Cáceres". De sus añoz mozos recuerda que a los 17 años ganó un premio con un tríptico al padre José Trinidad Reyes, teniendo como contendientes a los ahora abogados Cesar Batres y Max Velásquez Díaz.

La primera publicación que dirigió Oscar Acosta, al lado de Adolfo Alemán, fue "Voz Estudiantil", Organo de la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza en 1950. Además dirigió otras revistas culturales.

Alejandro Castro hijo lo nombró jefe de Redacción de la revista "Tegucigalpa" en 1951 y desde allí entrevistó al Presidente Juan Manuel Gálvez, Daniel Laínez, Claudio Barrera, Jorge Federico y Manuel Luna Mejía. En 1965 fundó la revista "Extra", donde colaboraron: Carlos Roberto Reina, Oscar A. Flores, Victor Cáceres Lara, Ramón Ernesto Cruz, Jorge Fidel Durón, Eliseo Pérez Cadalso.

Laboró como jefe del Departamento Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y de Extensión Universitaria y laboró como reportero hasta sub-director de diario El Día.

Ingresó al Servicio Exterior en 1952 y sale en 1958. Después volvió en 1973, hasta la fecha que funge como embajador asesor en la Cancillería. Se desempeñó como embajador en siete países europeos entre ellos España, Italia y el Vaticano, concurrente en Holanda, Grecia, Hungría, Yugoeslavia y Rumanía.

Entre sus numerosas obras se destacan: Rafael Heliodoro Valle, Vida y Obra, Poesía Hodureña de Hoy, Alabanza de Honduras. Ha editado los Cuentos Completos de Ramón Amaya Amador, de Marcos Carías Reyes, Medardo Mejía, Laura Díaz Chávez, Víctor Cáceres Lara.

Durante 37 años estuvo casado con la dama española Edelmira Valdes, con la que procreó cuatro hijos: Laura, Sergio, Oscar y Rodrigo.

En su acogedora residencia, donde vive con sus libros, guarda con especial esmero nueve condecoraciones que le han sido concedidas por Perú, España, Chile, Guatemala, Italia, El Vaticano, la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de Malta y Honduras.

Actualmente es editor de la revista "Diplomacia" que dirige Sergio Acosta y de la Revista Política de Honduras, publicaciones de la ditorial Iberoamericana de Tegucigalpa.

Acosta sigue activo en su mundo de la cultura. Recientemente fue jurado de los "cuentos cortos" de la Universidad Pedagógica Nacional y del premio periodístico "Céleo Murillo Soto".

Por: Nahum Valladares y Valladares
En el inventario de los nombres de ilustres ciudadanos de las letras capitalinas que en sus respectivas épocas enorgullecieron la tierra que les vio nacer, mencionamos con mucha frecuencia al presbítero don José Trinidad Reyes, músico, poeta y escritor, a Ramón Rosa, prosista, historiador, ensayista y exquisito bardo, a Juan Ramón Molina considerado el más grande de los aedas hondureños, Rafael Heliodoro Valle genio de la literatura continental, Daniel Laínez el poeta de los pobres, Augusto C. Coello el autor de la letra de nuestro Himno Nacional, a Adán Canales enjundioso periodista, Marcos Carías Reyes brillante hombre de letras, Rómulo E. Durón historiador y escritor, Antonio R. Vallejo investigador de nuestra historia, Alejandro Castro Díaz, Adán Coello, el poeta laureado Luis Andrés Zúñiga y entre los más recientes Oscar A. Flores, Alejandro Castro h., Alejandro Valladares B., Enrique Gómez y otros que le dieron prestigio a las letras hondureñas y quienes en los últimos años se incorporaron a la galería de los inmortales en el más allá.

Sin embargo, las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela han sido cuna de otras figuras que han quedado en el olvido por desconocimiento de sus obras y porque muy poco se enseña en la actualidad de lo que ellos representaron en la literatura.- Hoy les rendiremos tributo a esos intelectuales capitalinos que han sido olvidados y que merecen sitio de honor en nuestra historia.

2 comentarios:

Sandra Isabel Lardizabal dijo...

Gracias por publicar esta entrevista del Embajador Acosta, con quien tuve el honor de trabajar en la Embajada de Honduras en Italia (concurrente con Grecia, Hungria, Rumania, Yugoeslavia). El es realmente un orgullo nacional y fue una positiva influencia en todos los que trabajamos con el y lo sigue haciendo aun ahora!

Anónimo dijo...

grasias me salio padre la tarea wiiiii =) ;)

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